CONSTRUCCIÓN DEL MONUMENTO A BENITO JUÁREZ

Además de ser la obra arquitectónica distintiva de la ciudad, el Monumento a Benito Juárez, situado entre la avenida Vicente Guerrero y las calles Constitución, 20 de Noviembre y Ramón Corona, es considerado el más importante de todo el norte de México.
Este día, al conmemorarse el 216 aniversario del nacimiento del Benemérito de las Américas, el Gobierno Municipal 2021-2024 que encabeza el Presidente Cruz Pérez Cuéllar, recuerda el trascendente acontecimiento que fue la construcción del monumento erigido en honor de Benito Juárez en el Centro de la ciudad que lleva su nombre desde el 15 de septiembre de 1888, cuando la Villa Paso del Norte pasó a ser Ciudad Juárez por decreto del entonces gobernador del estado, Lauro Carrillo.
Hoy se recuerda este pasaje histórico de nuestra ciudad y con base en los datos históricos, en la edificación del monumento estuvieron involucrados importantes personajes de la vida política mexicana de finales del siglo XIX y principios del XX.
La idea de hacer un monumento en memoria de Benito Juárez en la ciudad que lleva su nombre, fue propuesta por un grupo de prominentes y entusiastas ciudadanos de la localidad.
En 1895, el millonario Inocente Ochoa, hombre de negocios de Ciudad Juárez, declarado liberal y amigo personal de Benito Juárez, donó el terreno en donde se construiría el monumento, encabezando una junta especial para su construcción.
Treinta y cinco años atrás, en 1865, el mismo Ochoa había hospedado a Juárez en su residencia localizada a sólo unas cuadras de donde se ubica el monumento, mientras los poderes de la República estaban instalados en Paso del Norte, debido a la invasión francesa.
La propuesta de hacer un monumento a Benito Juárez en la frontera fue retomada en 1906 por el gobernador de Chihuahua, Enrique Creel y el 16 de octubre de 1909 fue colocada la primera piedra de la obra por el entonces presidente de México, General José de la Cruz Porfirio Díaz Mori.
Díaz se encontraba en Ciudad Juárez para reunirse con el presidente de los Estados Unidos, Coronel William Howard Taft, visita que aprovechó para poner en marcha los trabajos de construcción del monumento, teniendo como anfitrión al gobernado Creel, quien además fue el intérprete entre ambos mandatarios.
Al año siguiente, en septiembre de 1910, el Monumento a Benito Juárez fue inaugurado en el marco de los festejos del primer Centenario de la Independencia de México, decretados por Díaz.
La inauguración estuvo a cargo de José María Sánchez, miembro de la élite empresarial y política del norte de México en su calidad de gobernador interino cubriendo a Creel, quien había sido nombrado titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Justo dos meses y días después de ser inaugurado el Monumento, iniciarían las acciones de la Revolución Mexicana convocada por Francisco I. Madero el 20 de noviembre de 1910, con la intención de derrocar a Porfirio Díaz.
Para diseñar el Monumento a Benito Juárez se lanzó una convocatoria en la cual participaron concursantes de Europa y América; los ganadores fueron los ingenieros italianos Augusto Volpi y Francisco Rigalt.
La construcción estuvo a cargo del ingeniero, arquitecto y embajador de Colombia en México, Julio Corredor Latorre y como maestro de obra se contrató al chihuahuense Abel Guaderrama.
Para la edificación se utilizó mármol traído de Carrara, Italia y del estado de Morelos, en tanto que la estatua y los relieves fueron moldeados por el artista mexicano Enrique Guerra y fundidos en Florencia, Italia.
Toda la obra tuvo un costo aproximado de 150 mil pesos y para cubrirlo fue necesaria la cooperación de varios estados de México y otros países de América Latina.
La importancia del monumento no viene solo de su majestuosa manufactura, ni de los involucrados en su creación, también de su significado histórico, ya que el 18 de septiembre de 1910, dos días después de haber sido inaugurado, comenzó en la Ciudad de México, también por la celebración del primer centenario del inicio de la Independencia, la construcción del Hemiciclo a Juárez, en el que igual se usaron mármol blanco y bronce.

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