ESTAS SON LAS CLAVES PARA ENTENDER LA TENSIÓN ENTRE CHINA Y EE. UU. POR TAIWÁN, LA “ISLA RENEGADA”

China reclama a Taiwán, una provincia “renegada” según Beijing, como parte inalienable de su territorio y está determinada a proteger su soberanía. Mientras, Taiwán busca la independencia y el reconocimiento como Estado por parte de los organismos internacionales. ¿Qué hay detrás de estas tensiones? ¿Cuál es la relación entre Taiwán y Estados Unidos que irrita a Beijing? Hacemos balance.

Tanto China como Taiwán dicen, por separado, que son un solo país, pero no están de acuerdo sobre cuál tiene derecho al liderazgo nacional en la isla. No tienen relaciones oficiales, pero están vinculados por miles de millones de dólares en comercio y en inversión. China solo gobierna China continental, pero reclama a Taiwán como parte de su territorio bajo el “principio de una China”.

China reclama la soberanía sobre Taiwán y considera a la isla una provincia “renegada” desde que el Partido Nacionalista, o Kuomintang, se replegó allí en 1949, tras perder la guerra civil contra el Partido Comunista que se hizo con el poder de China continental.

Además, Beijing ha manifestado que algún día Taipéi, tarde o temprano, se “reunificará” con el resto de su territorio.

El gigante asiático ha reiterado que Taiwán no tiene derecho a mantener relaciones exteriores y considera que las visitas de funcionarios estadounidenses son un estímulo para que la isla oficialice su independencia de facto desde hace décadas.

Por su parte, Taiwán, una isla de unos 36.000 kilómetros, ubicada a 200 km al sureste de las costas de China continental (separadas por el estrecho de Taiwán) y el sur de Japón, busca su independencia y el reconocimiento como Estado independiente por parte de los organismos internacionales.

¿Cuál es el estatus actual de Taiwán?

La Organización de Naciones Unidas (ONU) no reconoce a Taiwán como un Estado, aunque la mayoría de los 23 millones de taiwanés se consideran como tal independientes, gobernados democráticamente con líderes electos y aduciendo que son un Estado soberano, sin embargo, este nunca ha declarado oficialmente su independencia.

Taiwán, conocida también por su nombre oficial: República de China (RDC) que se remonta a su fundación 1911 tras el colapso de la última dinastía imperial de China, tiene hoy su propia Constitución, y alrededor de 300.000 tropas activas en sus fuerzas armadas.

Bajo la presión de la República Popular de China (RPC), la ONU sigue rechazando a Taiwán soportando su exclusión en la Resolución 2758 de la Asamblea General de la ONU de 1971, bajo razones meramente políticas.

Sin embargo, en la resolución solo se aborda el tema de la representación de China en la ONU y no hay reclamación alguna de soberanía sobre Taiwán, pero China equipara el lenguaje de la resolución con el “principio de una China”, imponiendo su punto de vista político a la ONU.

Antes de la resolución de 1971, el Gobierno de la RDC bajo el mando de Chiang Kai-shek, que huyó a Taiwán en 1949, declaró en un comienzo que representaba a toda China y que tenía la intención de retomar todo el territorio de nuevo. En efecto, ocupada un puesto en el Consejo de Seguridad de la ONU como el único Gobierno de China, pero luego la Organización le transfirió el reconocimiento diplomático a Beijing.

Y Taiwán solo se quedó con el reconocimiento como Estado de 13 naciones, más el Vaticano.

¿Cuáles son los vínculos entre China y Taiwán?

Valérie Niquet, especialista en cuestiones estratégicas y políticas en Asia consultada por el medio francés ‘Le Parisien’ explica que la posición de China se ha endurecido desde que Xi Jinping llegó al poder. “Pero, en realidad, Taiwán nunca perteneció realmente a China, por lo que hablar de reunificación es un señuelo. En el pasado, China no ejercía un verdadero control sobre la isla, se trataba simplemente de una zona de influencia”, señala la autora de “Taiwán frente a China”.

La experta argumenta que “la adquisición de Taiwán reviste más una dimensión ideológica, con el objetivo principal de mantener el régimen en el poder, considerando que la democracia es un valor occidental. Un discurso cada vez más nacionalista se desarrolla en China, con el sueño chino, el renacimiento de la nación china, pasando por la reunificación de Taiwán”.

¿Cuál es el motivo que se esconde detrás de las tensiones China-EE. UU.?

La entrada en escena de Estados Unidos llega porque Washington es el principal proveedor de armas del Ejército de Taiwán y sería su mayor aliado militar en caso de un conflicto bélico con el gigante asiático, ayuda manifestada por Estados Unidos en varias oportunidades.

De hecho, el último comentario del presidente Joe Biden al respecto fue en mayo de 2022 cuando dijo que EE. UU. intervendría “militarmente” en caso de que China invada Taiwán.

Inmediatamente, los funcionarios de la Administración Biden revocaron el comentario, que habría roto una política de ambigüedad de larga data sobre lo que haría la Unión Americana si China tratara de tomar a Taiwán por la fuerza, como lo analiza ‘The Conversation’, una fuente independiente y sin fines de lucro de noticias y comentarios de expertos académicos, citada por la agencia AP.

Este hecho es uno de los mayores motivos del conflicto entre China y Estados Unidos que mantuvo el reconocimiento de Taiwán durante 30 años después de la Guerra Civil China, pero cambió en 1979 reconociendo al Gobierno de la República Popular China como el único Gobierno legal.

Como parte de este cambio, el país norteamericano cortó los lazos diplomáticos formales con Taiwán, y sustituyó la embajada en la isla por una entidad no gubernamental llamada el Instituto Americano en Taiwán.

“El Instituto era una embajada de facto”, señala ‘The Conversation’. Hasta 2002, los estadounidenses asignados al Instituto debían renunciar al Departamento de Estado de EE. UU. para poder ir allí. Así que, el contacto entre los dos Gobiernos era técnicamente no oficial.

¿Cómo han sido las relaciones Taipéi-Washington que irritan a Beijing?

A medida que el Gobierno de Taiwán perseguía la democracia -desde el levantamiento de la ley marcial en 1987 hasta las primeras elecciones plenamente democráticas en 1996- se alejó de la suposición que alguna vez tuvieron los Gobiernos de China y Taiwán de una eventual reunificación con el continente.

El gobierno en China, sin embargo, nunca ha abandonado la idea de “una sola China” y rechaza la legitimidad del autogobierno taiwanés. Esto ha hecho que el contacto directo entre Taiwán y los representantes de EE. UU. enfurezca a los funcionarios chinos.

De hecho, en 1995, cuando Lee Teng-hui, el primer presidente electo democráticamente de Taiwán aterrizó en Hawai en ruta a Centroamérica, ni siquiera pisó la pista.

El Departamento de Estado de EE. UU. ya había advertido que al presidente se le negaría una visa de entrada a EE. UU., pero había permitido una breve recepción de bajo nivel en la sala del aeropuerto durante el reabastecimiento de combustible. Aparentemente sintiéndose desairado, Lee se negó a abandonar el avión.

Dos años después de este incidente (en 1997) llegó una visita a Taiwán por el entonces presidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich. Aunque la visita molestó a Beijing era más fácil para la Casa Blanca distanciarse de Gingrich, dado que era un político republicano que visitaba Taiwán sin el respaldo del entonces presidente Bill Clinton.

Luego, en 2018 vino una especie de política de cambios. El Congreso estadounidense aprobó la ley ‘Taiwan Travel Act’ y firmada por el entonces presidente Donald Trump, que permite a los funcionarios viajar a Taipéi para reunirse con sus pares y facilitar las relaciones mutuas. Aunque ya lo hacían antes, los encuentros eran de bajo perfil para no ofender a China.

A raíz de esta ley, el secretario de Salud y Servicios Humanos de Donald Trump, Alex Azar, se convirtió en el funcionario (no electo) de más alto rango de EE. UU. en visitar Taiwán desde 1979. Luego, en 2020, Keith Krach, subsecretario de Crecimiento Económico, Energía y Medio Ambiente, visitó Taiwán.

Y en abril de 2022, una delegación del Congreso arribó a la isla. En efecto, la propia Pelosi iba a ir en la comitiva ese mismo mes, pero fue cancelada después de dar positivo para Covid-19.

Una visita de alto perfil como la de este martes 2 de agosto por parte de la presidenta de la Cámara de Representantes de EE. UU. Nancy Pelosi, “señalaría el apoyo a la isla en un momento en que la invasión de Ucrania por parte de Rusia ha planteado preguntas sobre el compromiso de la comunidad internacional de proteger a los estados más pequeños de los vecinos más poderosos”, analiza ‘The Conversation’.

Dentro de las nuevas tensiones que han aumentado en el estrecho de Taiwán también conocido como Formosa en el último año, está el aumento del número de incursiones de aviones chinos en la autodefinida zona de identificación aérea (ADIZ) de Taiwán y las declaraciones de la presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen, al admitir que Estados Unidos cuenta con presencia militar en la isla, algo que Beijing ha calificado de “provocación”.

El despliegue militar que este martes se ve en el estrecho es comparado por la prensa china como el ocurrido con la crisis de los misiles en Cuba.

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